UTERO COLIBRI

       
     
 

SEMBRAR LA LUNA (ofrendar nuestra Menstruación a la Madre Tierra)

 

Ritos de Paso o Misterios Femeninos en la vida de una mujer.

 

    ECLIPSE DE LUNA LLENA EN SAGITARIO
 

    LA GUERRERA SAGRADA QUE HABITA DENTRO DE MI
 

 

   

 

CARLA TISSERA

 
 

Carla Tissera Martinelli -

 

- Acompañante de Procesos Sagrados Femeninos

- Facilitadora y Guía de Círculos de Mujeres

- Guardiana del Útero

- Practicante Chamánica y de distintas Terapias Alternativas.

 

Email:

 

uterocolibri33@gmail.com  / urpilla.ct@gmail.com

 

Whatsapp:

 

+5493534276466

Páginas de Facebook:

 

Madre Creativa de Útero Colibrí

 

https://www.facebook.com/uterocolibri/

 

Madre Creativa de Urpilla Turismo Holístico

 

 https://www.facebook.com/urpilla.viajesyturismo/

 

Facebook Personal:

 

 https://www.facebook.com/carla.tissera

 

 

           

 

“ Siendo Mayo mes de la Visibilización del Ciclo Menstrual, compartimos este artículo para honrar nuestra sangre menstrual, que es sangre de vida y no sangre de muerte. Abracemos nuestro Sagrado Femenino que nos cobija, nutre y sostiene”

 

SEMBRAR LA LUNA (ofrendar nuestra Menstruación a la Madre Tierra)

 

– VOLVER A RECONECTARNOS CON EL ORIGEN

Desde tiempos remotos las mujeres de los pueblos originarios sembraban su sangre menstrual como muestra de gratitud hacia la tierra, era una manera de sembrar la transformación que mes a mes sucedía dentro de sus cuerpos físicos, mentales, emocionales y espirituales. Esto explicaba los ciclos de muerte y nacimiento, sucediendo cada luna esta transmutación de todo el SER para renacer de nuevo.

En el pueblo Lakota las mujeres se retiraban en sus días de luna (menstruación) a las tiendas o carpas rojas donde ellas entraban en el silencio y un estado de introspección, la comunidad entera las apoyaba dándoles este espacio en donde ofrecían su sangre menstrual en estas cabañas en cuclillas y directo a la tierra. Durante su estancia en la carpa roja, las mujeres se conectaban con su cuerpo, con sus ancestras y con su ciclicidad femenina, dedicando una parte importante a la comprensión de la relación de su cuerpo con los ciclos universales.

A partir de esta visión, el cuerpo femenino era considerado sagrado y se le veneraba por su conexión con la tierra y el cosmos. De acuerdo, a las historia, debido a la enorme fuerza de la sincronía entre mujeres y a la sabiduría que de ella emanaba, las participantes no tenían ninguna obligación familiar ni comunitaria durante su estancia en el hospedaje lunar.

Las sociedades patriarcales suprimieron esta práctica ya que se le consideró de mucho poder, la mujer en esos días entraba en estados de conciencia muy altos y con ello tenía una conexión directa con los elementales, con la Madre Tierra y con los mundos de los sueños, los muertos y los vivos.

Esto hizo que la energía masculina tuviera celos por este poder y quiso apoderarse de él siendo la mujer castigada, suprimida y avergonzada en esta práctica tan femenina al punto de hacernos creer que nuestra sangre menstrual era sucia e impura e incluso causaba enfermedades y muerte.
Esto nos trajo un desequilibrio como humanidad ya que este poder de la sangre que se le entregaba en cada luna nutria a la Tierra y ella a su vez nos correspondía con gratitud todas las ofrendas de las mujeres, cuando el hombre no fue capaz de hacer estas ofrendas ya que no tenía la menstruación comenzó a hacer sacrificios de animales y después de humanos para poder ofrecer esta sangre a la naturaleza, sangre que antiguamente provenía de los vientres sagrados de las mujeres.

En nuestros días existe todavía remotamente comunidades en donde las mujeres aún ofrecen su sangre directamente a la tierra, llevan unas faldas de 7 vuelos que al girar y sentarse quedan con todos los vuelos en el suelo y ellas sentadas dan su sangre a la Madre Tierra directamente.
Hace años hemos comenzado un movimiento de mujeres por el mundo que hemos estamos rescatando esta práctica de sembrar la sangre en la Madre Tierra, es una manera de reconocernos como mujeres de la tierra, mujeres sagradas y honramos y reconocer nuestro lado femenino que tanto se ha perdido en los últimos siglos.

Utilizando toallas femeninas de tela ecológicas que se venden ya en muchos lugares, la copa de la luna o copa menstrual, podemos recoger perfectamente toda nuestra sangre en un frasquito de vidrio y sembrarlo en la tierra, ya sea una planta en casa, un jardín, un árbol o llevarla al campo.

Hay que ir con la intención de corazón, darle gracias a la Tierra, pedirle por nosotras, por nuestras relaciones, por la humanidad, por la Paz, ella nos escucha y nos sana, las mujeres que tienen enfermedades sobre todo de órganos femeninos es precioso como en el proceso muchas de ellas se han sanado o han mostrado mejoría al entrar de nuevo en contacto con Gaia.

En lo personal, muchas veces siembro mi luna directamente sentada en contacto con la madre tierra elevando un rezo profundo desde mi corazón y útero en sintonía con el gran intento del Universo, no solo por mi sino también por mis relaciones y para los más altos fines, se la ofrendo con amor a mi Madre Tierra, pidiendo por mis intenciones, visualizando y sintiendo la sanación y liberación de mis ancestras, conectada con el presente, mi ciclo, a la vida y a la gran abuela luna.

Hay distintas formas de sembrar tu luna, pero siempre es importante evocar a tu intuición y sabiduría interna.
Aquí les comparto una oración que la Abuela Margarita compartió para sembrar la tierra y un canto (la melodía se las debo, pero es muy bonita al menos decirla como oración).

Oración:
Madre tierra, gracias a esta sangre yo te voy a dar hijos e hijas, para podértelos dar necesito un compañero.
En un lugar madre tierra hay un hombre para mi que le guste trabajar, que le guste descansar, que me ame y yo lo ame que le guste lo que hago y me guste lo que él hace, que hagamos cosas juntos, que tenga fluidez económica (o sea que sepa manifestar y compartir).

 

Canción:
El agua del mar es salada
la sangre en mi cuerpo es sagrada
el agua y la sangre son vida
que viva que viva la vida
el agua y la sangre son vida
que viva que viva mi vida

 

Ahora, las hijas de la Tierra, nuevamente sentimos el llamado de nuestra Pachamama. Recordamos... y en ese recuerdo, recuperamos nuestra ancestral ofrenda de Sangre de Vida! Cada mes, retornamos al inicio, nos conectamos con todo el potencial de Vida de nuestra Madre y entregamos nuestra ofrenda...

Así despertamos a nuestra sacerdotisa dormida, volvemos a conectar con las memorias ancestrales del planeta, recuperamos todos nuestros potenciales dormidos, agradecemos la bendición de poder dar Vida desde nuestros vientres, recuperamos la íntima conexión con la Madre Tierra, amamos nuestra esencia femenina, sanamos nuestro linaje, abrimos el corazón y la visión, liberamos nuestra mente de culpas y falsas creencias, re-establecemos los ciclos hormonales y los re-conectamos con la Pachamama y la Mamaquilla, recordamos nuestra sabiduría ancestral, retornamos a la hermandad...

Abracemos como mujeres esta práctica hermosa que nos conecta con nosotras, con la Tierra y nos hace más felices al entrar en armonía de nuevo con todo lo que nos rodea! Se puede hacer sola, en grupos, con tu pareja, los hombres que son maravillosos y nos acompañan en estas prácticas se nutren de esta energía entregada a la tierra, no es cosa de feminismo, es una cuestión de recobrar el sagrado femenino y armonizarlo con el sagrado masculino, hagamos estas prácticas juntos hombres y mujeres del planeta, recobremos estos ritos mágicos ancestrales aquí y ahora. Ahooooo!

¡Que sus ÚTEROS brillen siempre!